Al final morimos todos de ese veneno conocido como el-corazón-en-la-boca. El tuyo lo llevas en la mano. Devuélvelo a su lugar. Quien coma de él, se aficionará.

Tuesday, November 16, 2010

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La línea del tiempo que alguien tatuó en su mano
con hilo de Alejandría
se ha salido de su sitio,
desviando
su salida triunfante para conocer mundo:

y así ha empezado el Grand Tour
demasiado pronto
y arrastrada por la lluvia,
con el pie izquierdo
demasiado pequeño
sobre arenas movedizas
resbalando
en un mar artificial,
oscuro, denso y terrible,
que inunda toda la tele
de niebla y de lodo húmedo
ella y la lluvia
con su pie derecho diminuto ya convertido en garbanzo
se imagina móvil en ese viaje grandioso
por Italia en voltereta
entre cuadros de pigmentos hermosos, figuras eternas de mármol, Amelia o Stendhal,

ella
que lo conocería todo
con los ojos hinchados,
oscuros, densos, terribles:
unos ojos en directo.

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No quisiera morir
habiéndome convertido
en todo aquello que detesto,
encerrada entre 4 venas mal puestas
y una arteria-potencia a punto
de dar paso al acto
temible
de la aneurisma,
la angina de pecho sorbiendo
por una pajita naranja de mandarina
un infarto al corazón
que me deje medio viva,
o una corriente de aire
como lo llama mi abuelo
cuando coge la manguera y se pone las botas
de goma
para enfadarlos a todos
y se arranca los lunares
con una cuchilla afilada
porque ha decidido
que no,
que ya son muchos,
noventa años
son muchos
aguantando
los mismos lunares siempre
en los mismos lugares de siempre.

Y es entonces cuando a la cabeza
le sobreviene el cansancio de un cuerpo
casi parecido
pero peor
al cuerpo de antes
al que conocieron nuestras abuelas
con la luz apagada
al otro lado del abismo
de dos camas separadas
por un lunar
que se hincha tanto en un tobillo mal hecho
sin mitosis ni meiosis
dentro de un zapato de goma sin tacón y con la aguja rota
para un último baile
de recuerdos y vestidos digitales
imposibles
de digerir
porque no ocupan espacio,
sólo memoria.

Y yo mientras,
sin querer morir
como una tonta
sin haberme convertido en algo
en lo que hoy
pienso,
tan lejos de todos
arrojada en lo más alto de un séptimo piso sin ascensor, con 4 dormitorios, 2 baños y 1 salón con terraza para mí sola
con vistas a la vida
triste
de otros
en un séptimo piso mal puesto
de paredes con chinchetas
y flores e inquilinos de plástico que no se mueren
tampoco
a pesar de las corrientes de aire,
sin ocupar memoria,
sólo espacio.

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Thursday, August 12, 2010

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seré una mentirosa
pero a esta ciudad le sobran pisos trágicos
en los que mueren cada vez más amigos:
se pueden consultar las fotos en un conocido portal inmobiliario.

querría poder salir
de este tren tan lleno de gente
sin convertirme en una estadística
un aumento de la tasa
de mortalidad
de los enfermos crónicos
en verano
y comprar zapatos y sombreros bonitos con plumas de algún animal extinguido
salvajemente
que me hagan pensar
en cuentos y en lazos y en purpurinas que brillen y en otras cosas tan cursis como un poni
que me hagan dejar de pensar
en que nunca seremos tan felices y en que
en cualquier momento
morirá alguien que me importa sin haberme avisado antes, sin concederme
unos minutos
para no decir hasta luego sino más bien adiós para siempre
fue un placer conocerte
cuando aún eras
y no olías a formol ni a médico forense
y que luego sea más fácil asimilar
la pérdida
de una voz o una cama recién hecha
y que otra vez de nuevo sonará el teléfono o llegará a mi buzón un mensaje
con la muy triste noticia de que
Alguien
se me ha muerto sin avisar
inesperadamente el pasado sábado
y yo aguardo y aguanto
la respiración y me asomo al balcón donde no caben ya más
tiestos vacíos, maderas y naufragios y bisturíes en plena vivisección
de todas las teorías filosóficas contemporáneas muertas
que no me solucionan la vida ni descifran el secreto
y los obreros lo saben
tratando de emular Sarajevo en la calle de abajo
me saludan y quieren conocerme y me ofrecen un buen trabajo remunerado acorde con mis expectativas tras variosañosdeestudiointernacionalmentereconocido
y yo mientras sólo pienso
casi
en cómo a los dieciséis años despedirme del verano en aquel pueblo de Asturias
era lo más triste que me había pasado nunca y que
sin duda
esa sensación
había de parecerse bastante a la muerte.
a
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elantessiempreantecedealdespuésinevitable
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Wednesday, August 11, 2010

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Todos los hombres célebres han muerto en inesperadas circunstancias.
La muerte no avisa y aquí seguimos, envueltos en inesperadas circunstancias,
en las que podemos encontrarnos con cualquier amor del pasado
-o del presente futuro- con el que chocaremos siempre sin avisar: el amor
de los ojos bonitos, la más guapa de la clase, el más alto, el que siempre tuvo un nombre
raro como Patricio, del que hasta hoy no ha podido deshacerse.

Pero ahora ya todo ha cambiado.
Las mujeres no aguantan sin tinte en el pelo, todas recién encerradas en cuartos con aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa[corchos cubiertos de fotos con fecha en naranja:
mujeres que no me soportan y no me consienten,
que sonríen, sin haber encajado ninguna de mis facetas de manía
persecutoria;
yo,
la ex-alcohólica y Robin Hood y la gente pobre y las revistas gratuitas
con acento del Barrio
de Salamanca o de Chelsea.
yo
soy la chica del año y es mi foto la que se reproduce en todas las portadas de las aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa[revistas ilustradas.
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Sunday, July 04, 2010

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No puedo parar el tiempo.

La vía en la vena de una mano
como una avenida romana
me devuelve

a Jerash anestesiada sobre un patio de columnas
a cuarenta grados sobre cero

Lo he visto demasiadas veces
:
las ruinas de las flores
formando coronas grandiosas
rodeando calaveras
delicadas que no hablan.

Todos los otros cuerpos devienen yerba bajo las columnas.
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Monday, June 21, 2010

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he pensado
esta noche
en todas las otras noches metidas en cuadros
-encuadradas-
entre cuatro listones que no pesan más que la vida
he pensado
que no hace falta tanto
para ser
feliz
que basta con un solo listón
y un martillo
de unicornio color cuerno
para apretar
las tuercas
he pensado
que sólo yo podré terminar conmigo
en un callejón
lleno de charcos que reflejen
peleas
imaginarias
he pensado que imaginar no cuesta tanto
como una mujer desnuda metida en una bañera
a las cinco de la mañana
de un martes
cualquiera
hecha añicos
he pensado
que volveré sobre mis pasos
cada uno de los días
que la nevera no cierre
por vacaciones
a buscarte
he pensado en los cotos de caza
donde nadie pasea
por miedo
inundados
de lana y madejas de hilo color hilo
he pensado en entonces:
cuando los bosques serán laberintos
y los museos bosques
y los laberintos
serán sólo hilos
donde jugar
frente a frente enfrentados
frente a un escuadrón
de caballos,
peones y reinas
de un ajedrez despiezado
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Thursday, June 10, 2010

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Mi vida es una sucesión de ventanas
que no cierran










y dejan entrar el frío.
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Monday, June 07, 2010

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Yo pensaba en perchas y trapecios y tú en naves espaciales. Te decía tonterías como que echaba de menos lavarme con jabón en los bares y que estaba harta de los ríos imposibles. Tú te reías: que prefiero la arrogancia cósmica y hacer despegar mis estructuras de mecano que a ti te hacen pensar en tu padre y en su estantería de madera. Les dedicaste casi todas las tardes del verano que pasamos juntos. El de las inundaciones en China. A tus estructuras de mecano.

También encontrabas tiempo para mirarme, agarrarme entre las piernas y hacerme bailar con la brisa de verano y las luces de los puentes en las fiestas y mis dedos en tu espalda, bálsamo de esa fiebre megalómana que te entraba cada vez que veíamos el agua subir y mis labios abrirse.

Te dije no podemos esperar aquí a morirnos juntos. Encendiste el ventilador y creo que algún cigarro. Me asfixiaba la densidad de las nubes y el gris y el humo del calor, a la orilla del río, entre tanto escombro de amor derruido. Hacia el final de agosto ya no quedaba nada, no nos quedaba nada. Nunca he sabido si derrotamos a las ruinas o si fuimos nosotros los que resultamos vencidos.

Me dijiste estás preciosa y respiraste en mi cuello, el último día, frente a nuestra ciudad ardiente que habíamos convertido en olvido. Me empujaste al suelo y nos miramos desde abajo, como dos niños compartiendo un caramelo de café de esos que luego se quedan para siempre entre los huecos de los dientes. Permanecimos un rato así, en silencio, tu-ojo-clavado-en-mi-ojo.

Algo se derrumbaba fuera. No supimos qué decir. Que cuarenta años son muchos para esperar a morirse más tarde.

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Wednesday, June 02, 2010

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Este año nadie ha prohibido la nieve

y las mujeres cruzan las calles cortadas
tomando atajos
llorando desconsoladamente tras los cristales
de sus copas de vino
blanco;
planeando conquistar el mundo con una carrera
en las medias -sin terminar-,
dos barras de labios
y un lápiz;

hoy mi ciudad se ha parado
como un corazón
mal
puesto;



los trenes ya no llegan a Siberia,
es el invierno más frío del mundo
y mi ciudad se ha parado

las prostitutas
recogen su ropa tendida
en la nieve;
han cerrado las panaderías y las iglesias no responden
al teléfono

hoy mi ciudad se ha parado

en el café, las mujeres
se cortan el pelo y piensan en lo mucho que fueron antes
felices
mujeres.

Ha pasado todo: el tiempo, el tren, la vida, cosas terribles, la moda, la tormenta.

Ya no somos mil novecientos treinta ni tenemos quince años.

Y Mallarmé
and so the winter remains the creative intellectual season.
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Monday, May 31, 2010

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Creo que a mi abuelo le gustaba Spencer Tracy.



Esperar, de nuevo,
es un bolsillo de hombre dado la vuelta sobre la mesa
y un mirador al río en una ciudad industrial
de 1869 ó 1960;
esperar es sentarse junto a él,
oyéndole respirar, por vez primera,
cómo crujen sus pulmones,
frente a la tele.

El salón está vacío.
Las demás susurran en la cocina,
mientras nosotros callamos,
oyéndonos respirar;
así.









Ninguno piensa en la muerte del otro, en su estómago o en mi apéndice,
en si los hombres de la camilla resbalarán con la alfombra cuando llegue el momento de arrastrar su cuerpo,
grande y pesado
por el pasillo en eLe larga,
cubierto,
como una estrella de cine, con la cortina de terciopelo;

Esperar es no pensar en neones de hospital,
en malas noticias, llamadas tempranas, pies desnudos en la cocina, exámenes finales, viajes de fin de curso;
esperar es no pensar
en que dejamos de hacerlo.

Esperar es vivir creyéndose inmortales,
recordarse para siempre en una foto
en la sierra de Segovia,
con tacones y vestido
junto a un hombre alto
parecido a Spencer Tracy.

La sábana era blanca, los hombres no tropezaron y allí sigue, sin embargo, la cortina de terciopelo verde.
a
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Thursday, May 27, 2010


Hay campos de energía funcionando
ininterrumpidamente
entre los restos desperdiciados de mi cuerpo
-metidos en botes, con etiquetas, repartidos por el mundo.

Alguien
se ha empeñado en recordarme
que existen
corrientes eléctricas
que nos conectan con las amebas inmóviles, las lavadoras y los animales pequeños.

Todos vivimos en lo profundo de un bolsillo oscuro
bellísimo,
sin costuras
dando vueltas
en el fondo
de un mar impermeable,
envueltos en silencio, esperando escuchar
la voz de una mujer
muerta en la radio,
reciente y prematuramente.

Los anuncios lo interrumpen todo, hasta el amor, la vida, el buen funcionamiento de un órgano o un programa televisivo;
como un catarro mal curado
en la frontera de México.

Es hora ya de recordar a los viejos amantes
con ojos de lemur y guantes,
para no hacernos daño;
encendiendo un cigarrillo apagado
sobre un colchón amarillo y usado
por nosotros
cubierto de ramos de flores de plástico, cervezas, recuerdos de taxis, paseos y bares y cuencos de pipas, apartamentos modernos con paredes y muebles, cambiados de sitio, gotelé y vestidos verdes, calor, elefantes de colores.


Me pregunto si habrá alguien recibiendo mis mensajes perdidos y viviendo la otra mitad de mi vida.

Sunday, April 18, 2010

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Encima de la mesa hay
dos fotos de un intestino

imposibles de reconocer.

Faltan
pruebas,
un contexto,
una historia bien escrita,
antecedentes
de intestinos familiares,
árboles genealógicos.
Pruebas,
alguna leyenda,
un pie de foto,
un mito griego que lo explique todo,
un dibujo.

Y es que nadie diría que esas dos imágenes son especialmente mías,
que el que se ve y no otro
es mi intestino
delgado;

y sin embargo lo tengo todo
atrofiado
por dentro
aparentemente.

Sobre la mesa hay dos fotos
que alguien me ha adjudicado
y que dicen que así son y así se ven
las tripas

cuando duelen.
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Thursday, April 15, 2010

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Yo me pregunto
por qué no
servirá con mi signo del zodiaco;
decir por ejemplo Babilonia es mi ciudad favorita
no soy la misma desde Verdún
me dan miedo las trincheras
me rompieron el corazón
y me gusta
el sabor
a menta con chocolate

Por qué un mensaje anónimo en mi buzón
nunca preguntaría
cuánto duran mis horas
muertas
si me acuerdo de Jordania cuando veo las postales,
si lloro con los aviones cada vez que me despido
de vosotros,
en el puente de Carlos, en la calle Segovia, bajo la lluvia;

Me destroza el corazón esta impersonalidad tan tenue camuflada en códigos postales

Ya nadie recibe las cartas de amor que enviamos durante la guerra


Han pasado muchos años y yo
ya no
sé sobrevivir:
se me escurren los olores, los sonidos
de las casas, los países, las personas
en estado de mudanza permanente
sepultados hasta el fondo
por montones de tiempo y montañas de polvo;

Adiós ya, mein lieber herr
Veo brotar mi sangre
al menos tres veces al día,
y es roja, lo juro,
mucho más roja que en las películas.

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Sunday, April 11, 2010

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No es tan sencillo empezar un incendio:
siempre ha de haber un principio.

Los médicos tratan de explicar la empatía
en una clase magistral del fin del mundo
y describen
con voz melodiosa
el efecto del napalm sobre los cuerpos desnudos,
de otros;
una mujer dibuja
un corazón
a bolígrafo en la mesa:
¿olvidaría anoche encendido el gas o la luz de la cocina?

Hay asientos vacíos,
estudiantes quemando libros,
afuera
no hace tanto frío
al calor de las llamas;
algún director filmando una película
desconocida
sobre encuentros
furtivos
que nunca veremos.

En los quirófanos no caben ya más estrellas de cine
que buscan refugio
en bisturís, barbitúricos y bloques de hielo;
han salido a subasta algunas constelaciones
como Antinoo o Perseo,
y un par de colecciones
de discos y cintas de súper 8.

El antiguo teatro y el cine
se utilizan como refugio
ante la tormenta.

El celuloide ardía ante nuestros ojos
y era invierno en el apocalipsis.

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Yo

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Soy un plano, un poema, una foto, un plano de una foto a un poema. Negra por fuera, roja por fuera -no hay dentro posible. Soy también de esas chicas cuellilargas, zanquiformes, con palabras y pupilas y canciones favoritas. Ya sabes, con el bosque de la noche como emblema. Combato el tiempo entre terrones de azúcar, galletas y piezas de fruta. Guardo mi corazón en un tarro y bebo café con espejos. Abandoné mi pasado en azul y ahora cruzo la estepa mongola, entre fórmulas secretas y aventuras espaciales, vestida de antigua, "tragique, triste y terrible", como las grandes heroínas de los libros.